Música

Volví a tener 9 años con el concierto de Lenny Kravitz

Sé perfectamente que cada cabeza es un universo, pero no puedo evitar sorprenderme cuando alguien me dice que va a conciertos de vez en cuando o que no le gustan. La música es una de las herramientas que fomentan la felicidad, ¡porque claro que te pone feliz escuchar a tu grupo favorito! Una canción que te mueva emociones que se asemejan a la perfección… y la verdad, qué mejor que oírlas en vivo y a todo color.

Precisamente me ocurrió eso el viernes pasado en el concierto de Lenny Kravitz; ni siquiera tenía idea de que iba a ir. Después de la herida por no haber acudido al concierto de Jamiroquai (tres días antes que el de Lenny en el mismo recinto), estaba empezando a resignarme a ir al de este último. Por azares del destino o como prefieran llamarlo, vi una dinámica en Twitter y la suerte que tanto me caracterizaba (ganar boletos: de hecho prácticamente la mitad de mis boletos son por premios), volvió a mí en forma de un pase para el concierto del viernes 13.

No podría decir que soy fan from hell de Lenny pero sí puedo admitir que me gusta mucho. Lo descubrí por el CD de Greatest Hits de una tía a la edad de 8 o 9 años, y precisamente la canción que llamó mi atención primero fue Again. Me gustó tanto que ella constantemente me prestaba ese disco y lo disfrutaba completo, siendo una niña. Si mal no recuerdo, en ese mismo año me regalaron ese álbum en el intercambio de Navidad.

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Vía Lenny Kravitz Instagram.

Y ese es el motivo principal de mi euforia. Cuando escucho a un músico que me gusta mucho, de alguna forma está vinculado con alguna etapa en mi vida y Lenny me recordaba a mis últimos dos años de primaria. ¿Por qué no darse el lujo de rememorar los mejores años de una infancia tan sencilla por medio de un álbum completo? Abriendo con Fly Away, pude ver y oír desde un lugar muy modesto pero accesible, un concierto que duró cerca de 2 horas y con uno de los setlist más completos, aunque desde luego, faltaron temazos como Heaven Help (la que más deseaba oír), Stillness of Heart, Rock & roll is dead y la sensual If you can’t say no, solo por mencionar algunas.

Tampoco esperaba la sorpresa de La Gusana Ciega como banda telonera, y fue un plus más que agradable. Siempre he pensado que son una banda mexicana muy buena y que lamentablemente no recibe el peso que se merece: aunque cueste admitirlo, desde mi punto de vista, son de las pocas propuestas sólidas en nuestro país, además de la cantidad de respeto que merecen por tantos años de trayectoria.

Y después de eso, dejé de tener 26 años. Había una niña de 9 años viendo y disfrutando cada una de las canciones, mientras la piel se le enchinaba de la misma forma y se venía encima una ola de recuerdos escolares, como esas tardes en las que, después de hacer la tarea, podía escuchar ese disco. Son nimiedades que pueden significar más de lo que podría llegar a imaginar.

Creo firmemente en el destino y sabía que el mío era ir a ese concierto. Y lo volvería a hacer.

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