Literatura

Cadáver Exquisito

La súbita aparición de un virus letal que ataca a los animales modifica de manera irreversible el mundo: desde las fieras hasta las mascotas deben ser sistemáticamente sacrificadas, y su carne ya no puede ser consumida. Los gobiernos enfrentan la situación con una decisión drástica: legalizando la cría, reproducción, matanza y procesamiento de carne humana.

El canibalismo es ley y la sociedad ha quedado dividida en dos grupos: los que comen y los que son comidos.

Marcos Tejo, encargado general del frigorífico Krieg, es un oscuro burócrata. El día que recibe como regalo una mujer criada para el consumo, las tentaciones lo transforman en una conciencia peligrosa de pliegues truculentos que lo llevará a transgredir las normas hasta los límites que la sociedad ignora.

No puedo dejar de pensar en mi última lectura. Cuando vi por primera vez la portada (y sinopsis) de Cadáver Exquisito, supe que era un libro que tenía que leer… porque claro, no me imaginaba nada más que un “¿Qué pasaría en esta realidad si ocurriera lo mismo que en la novela?”.

Estamos hablando de un libro crudo. Brutal. Jodidamente explícito.

Vayamos por partes.

Si pudiera resumir este libro en una frase corta, diría que es una novela distópica en la que comer carne humana es legal. Si pudiera definirlo con algo más extenso, diría lo siguiente:

Agustina Bazterrica no se tentó el corazón para absolutamente nada, a grado de preguntarte qué puede ser peor que consumir carne humana, y no tener una respuesta clara sobre eso, porque ocurren tantas aberraciones a lo largo de la historia que se llega a un punto donde realmente no se sabe qué es peor. Asquea saber hasta dónde puede llegar la perversión de los humanos y es en todo el sentido de la palabra. La sociedad sabe que comer gente es atroz y por supuesto, el peor crimen que se pueda cometer (creo); incluso sabiendo que hay islas donde las tribus comen humanos como nosotros comemos pollo, pescado, res y que para ellos eso es absolutamente normal, a nosotros nos parece repulsivo.

Sin embargo, sabemos que el tema del canibalismo ha sido representado hasta cierto punto, con un toque de elegancia. Mientras lo leía, no pude evitar pensar en lo que pasaría si legalizaran el canibalismo. ¿Cuántas de las personas que viajan en el mismo metro que tú, serían capaces de consumir carne humana? ¿Cuántas de esas personas serían comida, dejarían de ser gente con emociones, nombre y apellido, para ser simplemente cabezas, un trozo de alimento que debe ser mutilado en partes para ser distribuido y procesado?

Hay una frase siniestra y lamentablemente cierta que dice uno de los despiadados personajes. Dice así:

La historia

Marcos, el protagonista, es un hombre roto que padece un duelo y que en un principio se nos muestra con una pizca de esperanza humana y un gramo de empatía. Se trata del encargado de un frigorífico, donde además de explicarnos literalmente el procesamiento de un “producto”, nos va dando un poco más de contexto sobre el porqué de las cosas.

Tal y como dice la sinopsis, todo comenzó cuando un virus (del que no se da mucho contexto) ataca a todos los animales y por ende, dejan de ser comestibles. Los animales son capaces de vivir con el virus, pero su presencia significa una amenaza para los humanos, por lo que es necesario extinguirlos porque claro, es la ley de la selva. Me rompió el corazón porque los sacrificios a mascotas ni siquiera fueron compasivos o indoloros. Como si el sufrimiento fuera un mal necesario para la historia o para la misma realidad.

A grandes rasgos, la falta de carne de animal para ser procesada y vendida, generó una fuerte crisis y varias empresas en bancarrota por lo evidente. Al fin y al cabo, en un libro o en la realidad, el dinero es lo que mueve a este mundo que se va pudriendo poco a poco y cómo no, vender humanos es eso, V-E-N-D-E-R. Esa es la respuesta de otra pregunta que me hice: ¿No era más fácil que se volvieran veganos?

Pues no. Y me asusta la normalidad que se refleja en los personajes, hablando de preparar unos riñones con salsa de limón o decir que tal cabeza estuvo deliciosa. Me asustan las atrocidades que se describen en el libro, como aquel regalo que Marcos recibe (una mujer criada para consumo), y que a lo largo de la historia se convierte en una especie de mascota y lo que conlleva después.

El libro

Me hizo un poco de ruido la narrativa del libro. No lo sé, frases muy cortas y muchos punto y seguido, pero quizá se deba a mi falta de costumbre. La autora hizo un gran trabajo al transmitir ese escalofrío al pensar en las posibilidades y creo que cuando un autor logra eso, es una buena señal. Puede que muchos repudien el libro por ser tan explícito, pero yo lo considero bueno porque (nunca pensé que a alguien se le ocurriera algo tan descabellado) precisamente cumple con su objetivo.

Además del tema central, hay demasiados puntos a debatir: el clasismo incluso en gente que está por ser comida, racismo, violencia de género, abuso sexual, tendencias zoofílicas, necrófilas, religión, política…

Es decir, ¿por qué la carne blanca es más valiosa? ¿Por qué la de color es exótica? ¿Por qué la afición a comer lo que está literalmente vivo? ¿Por qué procrear con una persona criada para consumo es incluso más ilegal y atroz que devorarla? ¿No es eso una inclinación hacia el mundo animal?

Fácilmente, este libro podría ser un episodio de Black Mirror, o una película súper explícita. Gracias al universo, sólo es un libro que merece la pena leer (no por morbo, sino porque de verdad deberíamos hablar sobre los temas ya mencionados).

Pero sin duda, no es algo que pueda volver a hacer.

El mood (que sí aparece en el libro)

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