No, no.
Ni hablar.
Hace un año todo era blanco. El viento era frío y la vista era muy distinta. Creía que todo estaba bien o por lo menos, comenzaba a mejorar.
La vista de este año fue cálida, un poco más azul, tal vez. Hay heridas que todavía no sanan y otras que nunca van a cicatrizar y una tiene que aprender a lidiar con eso, a acostumbrarse al pinchazo.
Ya no me gusta tanto Marzo.